CLARISAS DE MEDINA DE RIOSECO VISITAN A SU FAMILIA EN TIERRAS MEJICANAS
Durante este mes de estanca en
nuestra querida patria, hemos visitado también, amén de otros lugares muy
pintorescos y hermosos, la basílica de Ntra. Sra. de Guadalupe y, estando en ella, le
dimos gracias al Señor, por su medio,
porque, además de haber podido disfrutar
de un viaje muy sereno y placentero en nuestra llegada, nos ha permitido,
también, el poder volver a contemplar y disfrutar de la tierna compañía: de nuestros
seres queridos, de nuestros muchos familiares y de un montón de antiguas
amistades.
En nuestras casas nos recibieron con
una alegría y entusiasmo desbordantes e indescriptibles, porque ya hacía
cinco años que no nos veían y, además, nos obsequiaron con las comidas que más nos agradan. Visitamos, también, a
nuestros familiares y amigos y a algunos conventos de Hermanas clarisas que conocíamos de antiguo. En todas
partes nos preguntaban cómo podíamos
vivir y permanecer tan lejos de nuestras raíces y de nuestra familia y en un ambiente de una cultura tan
diferente a la que se vive por allá y
nuestra responsable repuesta a esta pregunta y otras del mismo estilo y cariz
que nos formularon, fue siempre la misma: que era solo por la gracia del Señor
y por su poderosa protección y ayuda, ya
que, si solo se debiera a nuestras propias fuerzas, no hubiéramos podido
aguantar y permanecer donde nos encontramos; y, por este motivo, les pedíamos
que siempre nos tuvieran muy presentes en sus raciones para que el
Señor nos siguiera distinguiendo con su protección y ayuda y así pudiéramos perseverar, con fidelidad y entrega, en el camino que libremente hemos emprendido en estas
tierras de la gran Castilla.
Ha sido una experiencia muy bonita y confortadora que
nos ha permitido nuevamente el pisar
tierra mexicana y poder disfrutar de sus paisajes, su gente y de sus comidas.
Son muchas y muy hermosas las cosas, ambientes
y lugares que hemos tenido la gran suerte de poder visitar y contemplar durante
nuestra estancia en Méjico; son, también, muchas y muy profundas las emociones
y la vivencias que hemos experimentado en su contemplación; y son, también, muchas y muy íntimas, las
emociones y vivencias que hemos experimentado en nuestro interior ante su
contemplación durante nuestro viaje del que solamente os hemos expuesto una
pinceladas. Ante la hermosa realidad que
acabamos de vivir y contemplar, desde lo más profundo de nuestro corazón, le
damos las más rendidas gracias al Señor que nos ha permitido el poder disfrutar de tanto gozo y alegría y
firmemente le prometemos el que siempre nos esforzaremos por ser fieles a la
hermosa misión que El nos ha encomendado
en estas benditas tierras españolas y en nuestro recoleto Monasterio de la
Ciudad de los Almirantes, por lo que, con total confianza, le imploramos ahora
y le imploraremos siempre el que
continuamente nos bendiga y nos proteja y, además,
nos conceda la gracia de ser, vivir y comportarnos en todo momento como responsables y dignas hijas de nuestra Madre santa Clara y de nuestro Padre san Francisco, en orden a poder llevar a cabo la misma misión que ellos hicieron realidad en sus vidas. ¡Dios quiera, que otras jóvenes de nuestra buena tierra mexicana, vengan aquí a España para poder continuar la obra que nosotras ahora estamos realizando!
No hay comentarios:
Publicar un comentario