INICIACIÓN
A LA VIDA RELIGIOSA DE LA JOVEN TANZANA INÉS MUSHI
El día 2 de agosto, festividad de Ntra. Sra. de los Ángeles y
gran día del Perdón de Asís, celebramos en la iglesia conventual de nuestro
Monasterio de Medina de Rioseco, la Ciudad de los Almirantes, el INICIO A LA
VIDA RELIGIOSA DE LA JOVEN TANZANA INÉS MUSHI, una vez que había concluido
satisfactoriamente su postulantado en nuestra Orden de Hijas Pobres de nuestra Madre
Santa Clara.
La iglesia
conventual se encontraba muy bien preparada al caso y bellamente adornada con ramos de flores y,
en la parte derecha del presbiterio, se
habían colocado 4 asientos en donde se colocaron la Madre Abadesa y la Madre
Vicaria, la joven que iba a iniciar su noviciado, vestida muy elegantemente y
de seglar, no de novia, y su madrina, Dª Pilar Torquera Herrera. También se
había confeccionado un cuadernillo con toda la ceremonia que se repartió sobre
los distintos bancos de la iglesia conventual; y, el coro de la Comunidad, nos
recreó con sus canciones a lo largo de toda la Eucaristía.
A las 18
horas, con la iglesia bastante llena de fieles y simpatizantes de nuestro
Monasterio, se inició la Solemne Eucaristía que fue presidida por el religioso
Franciscano Conventual, Fray Bernardino Román Martín, nuestro Confesor y
concelebrada por el párroco de la ciudad, D. Juan Carlos Fraile San Miguel y
que contó con la presencia del Seminarista mayor que presta sus servicios en
nuestra parroquia y va a ser ordenado de diacono al finalizar el próximo mes de septiembre,
Para celebrar esta Eucaristía, los concelebrantes, precedidos por la cruz, los
ciriales, la postulante, su madrina y las madres Abadesa y Vicaria salieron desde
el coro bajo de la Comunidad, donde se habían revestido y se dirigieron al
Altar, mientras el coro de la Comunidad interpretaba una canción.
Durante la
homilía que pronunció el celebrante principal, este, después de darle la más
sincera y sentida enhorabuena por el
hermoso paso que iba a dar a la Joven Inés, puso de manifiesto, con voz potente
u clara, que para que esta pudiera llevar a feliz término el paso que ahora estaba dando, debía poner
en práctica estos tres comportamientos: 1º.- siempre buscar, por encima de
todo, los bienes de arriba para así demostrar que había resucitado con Cristo;
2º,.eastar siempre escondida con Cristo en Dios y no dejarse arrastrar por los
cantos de sirena de nuestra sociedad y nuestro mundo; y 3º.- tener siempre muy
en cuenta que solo son perfectamente dichosos los que escuchan con prontitud la
Palabra de Dios y se esfuerzan por hacerla realidad en su vida Y para que lo pudiera lograr nuestro joven
Tanzana, pidió que todos los asistentes
siempre la tuvieran muy presente en sus oraciones para que el Señor,
Dador de todo bien, le concediera la gracia de la perseverancia. Por último, también le indicó, muy breve y esquemáticamente, el significado de los distintos elementos que
le iban a entregar al final de la Eucaristía a la nueva novicia y que eran: el
hábito, la Regla y las Constituciones, la Liturgia de las Horas y el Crucifijo
y le animó a que siempre lo vistiera santamente, las observara con fidelidad y entrega, las
recitara con devoción y recogimiento y,
sobre todo, siempre tuviera sus ojos fijamente clavados en ese libro abierto
que es el Crucifijo, para poder amarle con fidelidad y seguirle con ilusión y alegría. Fue una bella y muy
emotiva homilía que impactó a todos los que la escucharon
Finalizada
la Homilía continuó la Eucaristía en la que se administró la Eucaristía bajo
las dos especies a la novicia, a su madrina y a la madre Abadesa y a la Vicaria
y. al final de la misma. La joven Inés,
una vez despajada de sus vestiduras del mundo, se le impuso el santo hábito, se
le entregaron la Regla las
Constituciones y la Liturgia de los Horas y se la dio el santo Crucifijo por
parte de la Madre Abadesa en un ambiente de silencio y emoción contenida que
inundaba a rebosar el corazón de todos los que presenciaban este momento y lo
ponían de manifiesto en las lágrimas que
asomaban a sus ojos.
Finalizado
este acto, se dio la bendición a todos los fieles y estos besaron la reliquia de san Francisco y dieron a la
nueva novicia, el ósculo y el abrazo de la paz en medio de una emoción y
alegría desbordantes.
Una vez
acabada la Eucaristía, todos los asistentes fueron invitados a participar en un
refresco franciscano que se sirvió en el
patio exterior del Monasterio y que habían preparado, con delicadeza y esmero, las religiosas de la Comunidad; y, durante el
mismo, los comentarios eran unánimes sobre el gran impacto que les había
producido la contemplación del acto al que acababan de asistir y sobre su firme
promesa de tener siempre muy presente en
sus oraciones a la nueva Novicia para que el Señor le conceda la gracia de la
perseverancia y así esta pueda llevar a
feliz término su vocación
¡Qué el
Señor escuche estas plegarias para que nuestra joven Inés que, a partir de este
momento, se llamará sor Beatriz, llegue a ser una buena y santa religiosa
clarisa es lo que desea, desde lo más profundo de su corazón, este sencillo
comentarista!
Adjunto unas
fotografías del acto para que podáis haceros una idea del mismo
Fray
Bernardino Román, Cronista
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