lunes, 16 de agosto de 2010

INICIACIÓN A LA VIDA RELIGIOSA DE 3 KENIATAS. MONASTERIO DE MEDINA DE RIOSECO

INICIACIÓN A LA VIDA RELIGIOSA COMO CLARISAS DE TRES JOVENES KENIATAS EN EL MONASTERIO DE MEDINA DE RIOSECO

El día 13 de mayo, día en que en la Iglesia se conmemora a Ntra. Sra. de Fátima y la memoria del franciscano reformador, San Pedro regalado, que naciera en tierras burgalesas, en este Monasterio de la Concepción, de Medina de Rioseco (Valladolid), se vivió la hermosa ceremonia de la INICIACIÓN A LA VIDA RELIGIOSA COMO CLARISAS, una vez finalizado su Postulantado, de tres jóvenes venidas de tierras lejanas, concretamente Kenia, y cuyos nombres son:
Esther Nganga, Teresia Mumbua y Rosemary Mbaika.

A las 6 de la tarde, con la iglesia conventual del Monasterio llena por hijos de la noble Ciudad de los Almirantes y con las tres jóvenes keniatas luciendo unos hermosos y vistosos trajes de novias, se inició la Eucaristía presidida por un religioso Franciscano Menor y concelebrada por un Franciscano Conventual, el actual capellán y dos párrocos eméritos, el uno del mismo Rioseco y el otro de Villafrechós, en la que intervino, como coro, la Comunidad de religiosas Clarisas del Monasterio. En la homilía que pronunció el religioso Franciscano Conventual: lo primero que hizo, fue felicitar de corazón y dar la más sincera enhorabuena a las tres jóvenes keniatas por la decisión y valentía que habían puesto de manifiesto al ofrecerse voluntariamente para iniciar el difícil camino de la vocación consagrada entre las Clarisas; a continuación, les animó a hacer realidad en sus vidas las hermosas lecciones que se contenían en los textos de la Escritura que acababan de escuchar; y concluyó exhortándoles a la perseverancia en el camino emprendido y pidiendo que, cuantos las acompañaban en ese momento, continuamente las tuvieran muy presentes en sus oraciones para que ellas siempre vivieran y se comportaran como unas santas y ejemplares hijas de nuestra Madre santa Clara.
Una vez finalizada este Eucaristía: lo primero que se hizo fue bendecir los hábitos religiosos que ellas iban a llevar a partir de este momento; a continuación, ellas, con voz clara y emocionada, formularon la petición a la Madre Abadesa de que se les permitiera iniciar su vida de consagradas como religiosas Clarisas; después, las tres jóvenes, realizaron el emotivo acto de despojarse de las galas nupciales para revestirse con la librea clariana que, en los asistentes, provocó una contenida expectación y alguna que otra lágrima; a éste acto, le siguió la entrega de la Regla y Constituciones y del libro de la Liturgia de las horas y, también, tuvo lugar la ceremonia del cambio de sus nombres para llamarse a partir de ese momento, Sor Esther de Santa Clara, Sor Teresa del Corazón de Jesús y Sor Rosa María de la Cruz y, finalmente, se concluyó la ceremonia, con la Bendición de Santa Clara
Después, todos los asistentes, se acercaron al locutorio del Monasterio para felicitar y dar su sincera enhorabuena a las nuevas Novicias y disfrutar, también, de un sencillo “lunch” franciscano que se sirvió allí mismo. Durante la celebración del mismo, por doquier se escuchaban comentarios altamente elogiosos del hermoso y emotivo acto que acababan de presenciar, que iban acompañados: por una parte, por la firme promesa de que siempre las tendrían muy presentes en sus oraciones, para que llegaran a ser unas santas y ejemplares Clarisas; y, por otra, por el ardiente deseo de que, su ejemplo, fuera imitado por otras jóvenes, para gloria de Dios y progreso de este Monasterio de Clarisas.
Como cronista de esta hermosa efemérides, mi anhelo más ardiente es que, los deseos y promesas que se han formulado, sean una hermosa realidad y que, estas tres novicias Clarisas que han venido de Kenia, lleguen a ser santas y modélicas Clarisas que siempre ejemplifiquen con su vida.
Fray BERNARDINO