viernes, 5 de septiembre de 2014

XXV ANIVERSARIO DE LA PROFESIÓN RELIGIOSA DE Sor PIEDAD Dolores Cuadrado Aguado

XXV ANIVERSARIO DE LA PROFESIÓN RELIGIOSA DE  Sor Piedad Dolores Cuadrado Aguado

El Domingo, día 31 de agosto, las religiosas clarisas de nuestro Monasterio de Medina de Rioseco, la Ciudad de los Almirantes, celebraron, con gran solemnidad, una Eucaristía para conmemorar  las BODAS DE PLATA de la Profesión Religiosa de la Hn, Piedad Dolores Cuadrado Aguado, miembro de esa Comunidad.
            La Eucaristía fue presidida por el Excelentísimo Cardenal, D. Carlos Amigo, Arzobispo emérito de Sevilla y concelebraron con él: el Guardián de los Franciscanos Conventuales de Valladolid, Fray Laurentino Gil y, el religioso de la misma Comunidad, Fray Bernardino Román, confesor de la Comunidad de clarisas; el Hermano Manuel Pombo, de los Franciscanos Menores; D. Acacio Turiño Morillo, presbítero castrense, que regaló a la Comunidad de Clarisas, en esta ocasión, el cáliz, las  patenas y los copones, todos de plata de ley, que se usaron en la ceremonia; D. José Luis Velasco Martínez, Delegado de Patrimonio del Arzobispado; Fray Jesús Casas. Redentorista y  el padre Eugenio Jesús Oterino Blanco y cinco religiosos sacerdotes claretianos. Contando con la cooperación de una religiosa Agustina, amiga de Sor Piedad, se confeccionó un hermoso cuadernillo en el que se reseñó toda la Ceremonia, que previamente, se  distribuyó por los distintos bancos y sillas que llenaban la iglesia conventual.
 La Coral de Medina de Rioseco interpretó la partes de la misa y diversas canciones a lo largo de la misma y lo realizó con mucha delicadeza y maestría, mereciendo la complacencia y los parabienes por parte de todos los que asistieron. Y una gran multitud de fieles, presididos por el Excelentísimo Señor Alcalde y componentes del Ayuntamiento y por representantes de la Junta de Castilla Y León, abarrotaron por completo toda la iglesia Conventual ocupando todos los asientos disponibles sin dejar ni un solo hueco libre, de forma que ha sido  el día, de todos los que recuerdo, en que la iglesia Conventual ha estado más ocupada y eso que, previendo la multitudinaria asistencia, además de emplear todas las sillas disponibles del monasterio, también se habían traído de otros lugares sillas vacías.
 La contemplación de la gran multitud de fieles que abarrotaba la iglesia en un ambiente de  un gran silencio religioso y de una profunda emoción, fue un espectáculo digno de ser contemplado. La autoridades ocuparon los primeros bancos de la derecha de la iglesia, según se mira desde el altar y el padre, los hermanos y los familiares de  Sor Piedad Dolores, ocuparon los primeros bancos de la izquierda de la iglesia. El resto fue íntegramente ocupado por fieles, amigos y conocidos de la que celebraba las Bodas de Plata y de toda la Comunidad de Clarisas.
            En la parte derecha del presbiterio se habilitó un sitio que fue ocupado por sor Piedad Dolores Cuadrado, la Madre Abadesa y los padrinos, dos hermanos de la que celebraba las Bodas de Plata; y leyeron las distintas moniciones de la Eucaristía y las Epistolas:  D. Antonio Barondo, familiar de sor Piedad, que también cantó el Gradual, ella misma  y diversos familiares y amigos de quien estaba celebrando las Bodas de Plata. El Seminarista mayor que ayuda al párroco de la Ciudad en el ejercicio de su ministerio y que será ordenad de diácono el día 28 de  septiembre, actuó de  turiferario durante toda las ceremonia.
            El Evangelio fue proclamado por Fray Laurentino Gil y, a su conclusión, el excelentísimo Cardenal pronuncio una bellísima y muy emotiva homilía que a todos entusiasmó y emocionó y la concluyó pidiendo a Nuestra Señora de Cabo y a Nuestra Señora de Castilviejo, patronas de Villafrechós y la Ciudad de los Almirantes, el que siempre tutelaran y protegieran a la religiosa que estaba celebrando sus Bofas de Plata, Sor Piedad Dolores y le ayudaran constantemente,  para que siempre pudiera vivir y se comportarse como digna y responsable hija de nuestra Madre Santa Clara. Una vez finalizada su homilía, se inició el momento más emotivo de la ceremonia, ya el Cardenal llamó a  Sor Piedad para que se acercara al altar y renovara sus votos religiosos, la roció con agua bendita  y le entregó una vela encendida en el Cirio Pascual y luego esta, con voz solemne y tranquila y en manos de la Madre Abadesa, renovó sus votos religiosos.  Fue un momento seguido con mucha emoción e intensidad y en que las lagrimas afloraron por doquier en los rostros de los asistentes. Luego se proclamó el Credo, se recitaron las preces de los fieles, se efectuaron las ofrendas y se continuó la Eucaristía en la que, a Sor Piedad y a la Madre Abadesa, se le repartió la Eucaristía bajo las dos especies. En ese momento varios sacerdotes concelebrantes llevaron la Comunión al resto de los miembros de la Comunidad en el coro bajo y la repartieron a los  numerosos fieles que se acercaron a recibirla y que fueron muchísimos
            Una vez que se finalizó el reparto de la Sagrado Comunión, Sor Piedad, desde el lugar de las lecturas, pronunció unas emotivas palabras: de agradecimientos al Señor, por el don de su vocación y su perseverancia; a su Padre y a sus familiares, por el amor y cariño que siempre le habían manifestado; al resto de los miembros de su Comunidad por  el afecto, delicadeza y amor con que siempre la habían tratado en su vivencia comunitaria;, al Eminentísimo Cardenal, por haberse dignado presidir esta ceremonia de sus Bodas de Plata; a todos los sacerdotes y religiosos que habían concelebrado en la misma;  a todos los  fieles y conocidos que  habían asistido a la misma; y, también, a todos los que les hubieran gustado asistir pero, por diversas causas, no habían podido hacerlo. Fueron una palabras que se escucharon en una ambiente de un profundo silencio religioso y mucha emoción y que fueron coreadas por un estruendoso aplauso.
            Después de la alocución quien celebraba sus bodas de Plata, continuó la Eucaristía y, a su conclusión, el Cardenal, acompañado por sor Piedad, la Madre Abadesa  y  por todos los familiares de quien celebraba sus Bodas de Plata se sometieron  para que les efectuaran una serie de fotografías; y, una vez finalizada esta sesión fotográfica, nuevamente procesionalmente, el Cardenal y los concelebrantes precedidos por la cruz, los ciriales, quien celebrara las Bodas de Plata, la Madre Abadesa y sus padrinos  regresaron al Coro Bajo.
            Estando en el  Coro Bajo, Sor Piedad, recibió las parabienes y felicitaciones por parte de todos los asistentes a la Ceremonia y les entregó a estos, una bella estampita como recuerdo de sus Bodas de P=lata de Profesión; y, Finalizado este acto, todos los asistentes, pasaron al patio exterior del Monasterio donde se les homenajeó con la participación en un sencillo ágape franciscano.
            Esta es la sucinta reseña del hermoso y emotivo acto que acabamos de presenciar el día 31 de Agosto, a partir de las 19 horas, en el Monasterios de la Hermanas Clarisas de Medina de Rioseco y, las fotografías que adjunto, son  un tenue reflejo de cuanto os he manifestado en esta crónica.
             Mi más sincera enhorabuena y felicitación a Sor Piedad Dolores por la celebración de sus Bodas de Plata de Profesión y mi deseo más hondo y sincero en estos momentos es que el Señor siempre le proteja y le bendiga y que nuestros Seráficos Padres san Francisco y Santa Clara, le concedan la gracia de la perseverancia para que siempre sepa vivir y comportarse como su responsable hija.
                                                          
                                               Fray Bernardino Román, Cronista

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