El
día 3 de septiembre, sábado, a las 19 horas, se celebró en la iglesia
conventual de nuestro Monasterio de la Ciudad de los Almirantes una solemnísima
Eucaristía, presidida por el Excmo. y
Rvdmo. Cardenal, D. Carlos Amigo, Arzobispo Emérito de Sevilla y concelebrada
por los siguientes sacerdotes: Fray Bernardino Román, Franciscano Conventual; Fray Ángel Mª Fernández de Pinedo, Franciscano
y asistente provincial de la Orden de las Hermanas Pobres de Santa Clara; Fray Modesto, Franciscano; el P Manuel y el P. Oterino, claretianos; el P, Marcial Estébanez y el P, Exsuperior de
de la Casa de Espiritualidad de Villagarcía, jesuitas; D. Acacio Touriño,
Sacerdote castrense; D,. Francisco Casas, sacerdote y D. Jesús Mª Casas,
redentorista, con motivo de las BODAS DE ORO DE PROFESIÓN de la religiosa clarisa Sor Aurora de Jesús Rodríguez Pérez.: A esta Eucaristía no
pudieron asistir, sintiéndolo muchísimo,
el Capellán del Monasterio y párroco de la Ciudad, D. Juan Carlos Fraile
san Miguel y el resto de los sacerdotes de la parroquia por encontrarse
celebrando el solemne novenario en honor de la Patrona de la Ciudad que es, Ntra.
Sra. De Castilviejo
La iglesia conventual se encontraba recién pintada,
brillando por su limpieza y orden y, en
el presbiterio, abundantes ramos de flores blancas colocados muy primorosamente
y con gran delicadeza, lucían en todo su
esplendor. Sobre los distintos bancos y sillas de la iglesia se habían colocado unos primorosos
cuadernillos, en cuya portada aparecía la figura de la Religiosa que celebraba
sus Bodas de Oro y que contenían las distintas partes de la ceremonia que se iba a presenciar.
En el Coro alto de la iglesia, se ubicaron los componentes de la agrupación Coral de Medina de Rioseco que nos deleitó y recreó con las bellas y armónicas canciones que interpretó a lo largo de la Eucaristía.
En el Coro alto de la iglesia, se ubicaron los componentes de la agrupación Coral de Medina de Rioseco que nos deleitó y recreó con las bellas y armónicas canciones que interpretó a lo largo de la Eucaristía.
En el presbiterio, además de estar colocadas las
distintas sedes para el Ministro y los concelebrantes, se habían colocado
también, a la derecha del altar, cuatro sillas con sus reclinatorios
respectivos, que fueron ocupadas por la
Madre Abadesa, la religiosa que celebraba sus Bodas de Oro, Sor Aurora, y los padrinos del acto que fueron sus
familiares D. Eligio Rodriguez y Dª:
Angustias Rodriguez.
También en el Coro Alto se halaban el resto de los
miembros de la Comunidad religiosa y el
numeroso grupo de hermanas clarisas que habían venido: de un Monasterio de
Madrid, de los Monasterios de Santa Isabel
y Santa Clara de Valladolid, y del Monasterio de Medina del Campo, para
acompañar a la homenajeada. Y finalmente la iglesia se encontraba totalmente
abarrotado por familiares de la Hermana Sor Aurora, por conocidos y
benefactores de la comunidad y de ella misma y por un gran número de feligreses
y fieles de la Ciudad de los Almirantes y de los pueblos vecinos, que
asistieron a la ceremonia en un ambiente de un gran silencio religioso y
una profunda devoción y religiosidad.
El Excmo. y Rvdmo. Señor Cardenal, D. Carlos Amigo, pronunció una hermosa, bellísima y profunda homilía que agradó a todos los asistentes y
que les hizo vibrar de emoción y entusiasmo ante las cálidas,
sencillas y tiernas palabras y pensamientos que él desgranó durante la
misma y las simpáticas alusiones que él
hizo, con su proverbial sabiduría y gracia,
con respeto a la vocación y a los
cincuenta años de vida consagrada de la
homenajeada, Sor Aurora, a quien él conocía desde el mismo momento de su
ingreso en el Monasterio.
Una vez finalizada esta homilía, que todo el mundo siguió
embargado por el gozo y la alegría, , tuvo lugar el emotivo acto de la
renovación de su profesión por parte de sor Aurora, en manos de la Madre Abadesa, Madre
Concepción Vega Millán, una vez que ella había respondido afirmativamente al
hermoso interrogatorio que le formulara el Señor Cardenal. Este acto, a cuantos lo presenciamos en un ambiente de un profundo silencio religioso, nos inundó de una gran emoción y alegría y hasta hizo aflorar las lágrimas a los ojos de muchos de los
presentes..
Finalizado el acto de la renovación de la profesión y una
vez pronunciado el credo, tuvo lugar la Oración de la Fieles y, a su
conclusión, se realizaron las siguientes ofrendas: Pan y Vino, un Evangelio,
una vela y un lirio blanco. Luego siguió la solemne Eucaristía en la que, tanto
Sor Aurora, como la Madre Abadesa y el resto de las Hermanas Clarisas,
recibieron la Eucaristía bajo las dos especies sacramentales de pan y vino
Antes de la Bendición final, Sor Aurora, pronunció unas
sencillas y emotivas palabras de acción
de gracias que a todos impactaron profundamente y merecieron el aplauso general
y prolongado por parte de toda la Asamblea. Finalizada esta acción de gracias,
se leyó la Bendición que el Papa le había enviado a sor Aurora con motivo de
sus Bodas de Oro de >Profesión y la cariñosa carta de felicitación que, con
este motivo, le había remitido y, a continuación, se leyó, también, la bendición y carta que el mismo Cardenal D.
Carlos le había remitido a Sor Aurora
con motivo de la celebración de sus Bodas de Oro de su profesión. Estas
bendiciones fueron rubricadas por un
aplauso general.
A su conclusión el Oficiante principal
impartió la bendición y, una vez recibida esta, Sor Aurora acompañada por la
Madre , se colocó delante del presbiterio para recibir la felicitación por parte del Cardenal y de todos los
concelebrantes, de todas sus hermanas Clarisas y de todos cuanto habían
asistido a la hermosa y religiosa ceremonia mientras les entregaba un simpático
recordatorio de la ceremonia.
Finalizado este acto, todos los asistentes pasaron al patio exterior del Monasterio donde se habían preparado unas mesas, sobre las que, las religiosas de la Comunidad, habían colocado bandejas de pastas y refrescos para poder compartir un pequeños refresco , que a todos encantó y entusiasmó y, mientras se celebraba este, por todas partes se escuchaban comentarios altamente elogiosos y laudatorios sobre el acto que acababan de presenciar y vivir..
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